Los seres malditos no mueren…
Los seres malditos no están muertos, viven eternamente en un estado de
dolor y sufrimiento. Alguna vez murieron dando in a su vida terrenal, ahora
como seres malditos sus cuerpos no envejecen, se mantienen en estado óptimo,
llenos de salud y juventud, esto a cambio de la pérdida de uno de sus sentidos.
Sin mencionar la maldición con la que deben cargar.
Al ser gravemente herido, el cuerpo de un ser maldito sana
constantemente hasta volver a su estado óptimo, estos cuerpos no se rinden ante
la muerte y no se descomponen.
El siguiente es
un listado de heridas y aflicciones que logran resistir:
QUEMADURAS:
El daño causado por quemaduras, sin importar su intensidad o grado,
siempre es reversible. Toda herida, ya sea de ácido, fuego, lava o veneno, será
restaurada con el pasar el tiempo, sólo dependiendo del daño provocado.
Con el suficiente tiempo, incluso un ser maldito quemado hasta los
huesos o convertido en cenizas logrará restaurar su cuerpo. Es un caso de
regeneración paulatina.
EXCEPCIÓN A LA REGLA:
Nakoro mantiene marcas imborrables de quemaduras en sus brazos y detrás
de su cabeza. Sin importar el tiempo que transcurra, son las únicas heridas que
jamás podrá sanar, pues son el recordatorio del gran amor que alguna vez tuvo.
DECAPITACIÓN Y DESMEMBRAMIENTO:
Al perder una extremidad, al no ser una herida fatal, los seres
malditos simplemente pierden aquella parte del cuerpo al ser separadas de su
ser. Sin embargo en vez de cicatrizar y cerrar su herida, esta queda expuesta y
en estado de espera, hasta llegado el momento en que recupere la extremidad perdida.
En caso de decapitación, es el ser maldito, quien al perder el control
de su cuerpo, queda en estado de espera. Para que su cuerpo retome un estado
activo, sería necesaria la intervención de un tercero que reúna las partes
separadas. La cantidad de tiempo en que el cuerpo de un ser maldito esté en
estado de espera puede ser eterna, sin embargo de forma latente estas partes se
llaman entre sí.
EXCEPCIÓN A LA REGLA:
Getsis posee un cuerpo único adaptado para ramificarse por todo el
mundo, puede transferir su ser a cualquiera de sus ramificaciones dejando atrás
de él cascarones huecos de su cuerpo. Por lo que se entiende que sin importar
la cantidad de veces que se le separe de su cuerpo, él podrá regresar en un
nuevo cuerpo surgiendo de sus ramificaciones.
SELLO, ENCIERRO O
AHOGO:
En caso de encontrase sellado o en ambientes no propicios para vivir
como las profundidades del mar, el espacio exterior o dentro de un volcán. Sólo
es cuestión de tiempo para librarse de estas prisiones, pues los seres malditos
al verse atados o atrapados, comienzan a drenar y consumir aquello que los
apresa. Es lo mismo que sucede al momento de formar un lazo con otro ser,
resulta en la muerte de aquel con quien se vincula después de trece años de
haberse formado este vinculo. En resumen, lo que aprisione a un ser maldito se
verá consumido rápidamente, ya sea una montaña que termina desmoronándose
completamente o un océano que se seque, finalmente estos ambientes opresivos
rechazarán y liberarán al ser maldito,
evitando así el ser consumidos por completo.
EJEMPLOS DE AMBIENTES OPRESIVO:
Estar congelado dentro de un glaciar.
Encontrarse enterrado bajo tierra.
Estar fuera de la gravitación terrestre.
Estar sellado bajo la edificación de un templo.
Encontrarse atrapado dentro de un volcán.
EXPLOSIÓN O
PULVERIZACIÓN:
Debido a la regeneración paulatina, no importa el mal estado en que se
encuentre el cuerpo de un ser maldito, incluso aunque sea hecho polvo, con el debido
tiempo se reconstruirá, ya que cada parte de su cuerpo posee memoria genética y
de forma lenta, pero constante se reúnen todas las células para restaurar su
ser.
INVOCACIÓN DEL SER MALDITO:
Los seres malditos son representantes de los distintos mundos. Su
misión es recolectar a los seres vivientes correspondientes a cada mundo, por
lo que son los pecados mortales los que invocan a cada uno de ellos.
El cuerpo del ser maldito es llamado y este se debe dirigir rápidamente
a donde se la ha invocado, su presencia es necesaria y es por esto que siempre
se mantienen en estado óptimo.
Todos los seres malditos, o más bien Señores de los Cielos, poseen
estas características, por lo que se les considera inmortales. Pero la verdad
es que si pueden morir y de ocurrir esto quedarían atrapados en el Limbo
encadenados a la Muerte hasta el día del Juicio Final. Este es el caso de
Jinkai, aquel ser maldito que viaja en el tiempo, quien muere en el día del
Origen. Debido a su habilidad de viaje en el tiempo, se encuentra presente en
todos los periodos de la historia, viaja finalmente al pasado, al día del
Origen, para morir en el inicio de los tiempos, demostrando de esta forma que
los seres malditos también pueden morir.
DETALLE DE LA MUERTE DE JINKAI:
Jinkai muere tras un gran desgaste físico, mental y espiritual, él
sacrifica su vida para asegurar el futuro del planeta y el bienestar de su ser
amado.
FORMAS DE MORIR DE LOS SERES MALDITOS:
Los cuerpos de los seres malditos no se dejan abatir por el tiempo o
por la Muerte, pero sus mentes y sus
espíritus son frágiles.
Al decir que la mejor forma de batallar contra un ser maldito es con
la palabra, se alude a que es imposible dañar físicamente al ser maldito y es
más factible razonar con ellos, manipular sus sentimientos o quebrantar sus
espíritus.
Existe un arma capaz de traer destrucción total a un ser maldito, la Lanza del Destino, el arma que dio muerte
a “El Salvador”, si se atraviesa el corazón con la Lanza del Destino, es el fin
de la existencia del ser maldito.
También es posible matar a un ser maldito al extraer la Luz Flameante, esta acción significa la muerte instantánea
para todo ser vivo, sólo Nakoro, quien puEde manipular la Luz, tiene esta mortal
técnica.
Ouroboros es derrotado por Nakoro y se transforma en un espíritu transmigrador
de cuerpos. Estos cuerpos son mortales y al momento de fallecer los abandona y
busca un nuevo cuerpo.
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